Así que ahí estaba,
los ojos cerrados al cielo y el cuerpo alerta.
Me conjuré poderosa y deseé con fuerza.
Me vestí de tiempo y me envolvió la ausencia.
En mi nunca nada y nadie me hice el amor ya sin tristeza.
Me concebí por puro instinto y crecí en mi vientre.
Me di a luz y morí en el parto.
Vacía exhalé, y mis pulmones conocieron el aire.
La calma frenética de mi sangre
finalmente ha encontrado su cauce.
1 comentario:
Sin palabras...cualquiera que sea dicha, queda sin sentido...
Publicar un comentario